Arredondo.

Arredondo.

«Un silencio de muerte reinaba en la habitación oscura y fría. No había médico ni consultorio ni carretera. Estaba aquí. ¿Por qué soñé en Estados Unidos? Estoy en el cuarto interior de un edificio. Nadie pasaba ni pasaría nunca. Quizá nadie pasó antes tampoco.
Los cuatro muñones y yo, tendidos en una cama sucia de excremento.
Mi rostro horrible, totalmente distinto al del sueño: las facciones son informes. Lo sé. No puedo tener una cara porque nunca ninguno me reconoció ni lo hará jamas».

Orfandad.

Inés Arredondo.

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Soledad de engaño

Soledad de engaño

«Pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Eran lágrimas de soledad y autosuficiencia. Él se acomodó despacio en la silla, dejando caer las manos. Simplemente no podía entenderlo. No podía entenderla. Se le cruzó por la mente que Rose no tenía intención alguna de casarse con él, pero ese era un pensamiento demasiado monstruoso, y entonces buscó su propio consuelo: Mañana estará bien, es el golpe, eso es todo. Estaba a punto de decir: “Pues bueno, si no hay nada que yo pueda hacer, será mejor que me vaya; vendré a verte mañana”, cuando Rose le preguntó con delicadeza, como si le supusiera un gran esfuerzo prestarle atención:
       —¿Te apetece una taza de té?
       —¡Rose! —gritó desconsolado.
       —¿Qué? —Sonaba infeliz pero obstinada; y no había manera de llegar a ella, estaba fuera de su alcance, tras una barrera de… ¿De qué? George no lo sabía».

-La otra mujer

Doris Lessing

Madre desconcertada.

Madre desconcertada.

«Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando en su familia, desde su abuela para acá, nunca ha habido gente mala. Todos fueron criados en el temor de Dios y eran muy obedientes y no le cometían irreverencias a nadie. Todos fueron por el estilo. Quién sabe de dónde les vendría a ese par de hijas suyas aquel mal ejemplo. Ella no se acuerda. Le da vueltas a todos sus recuerdos y no ve claro dónde estuvo su mal o el pecado de nacerle una hija tras otra con la misma mala costumbre. No se acuerda. Y cada vez que piensa en ellas, llora y dice: “Que Dios las ampare a las dos.”».

-Es que somos muy pobres

Juan Rulfo.

Ríspidas relaciones.

Ríspidas relaciones.

• SERIALES •

MOM
T.2 E.21

Bonnie Plunkett (Allison Janney):
—Te diré algo niña rubia.
Tal vez cometí errores en mi vida, pero ¿y tú? Tú te sientas ahí en tu gran trono juzgando al mundo entero.

Christy Plunkett (Anna Faris):
—¡No al mundo entero mamá, solo a ti!

Bonnie Plunkett (Allison Janney):
—¿Qué?, ¿Cómo fue que te convertiste en esta persona sin nada de compasión?

Christy Plunkett (Anna Faris):
—¡Fácil! Pasé mis años de formación con la mujer más egoísta de la tierra.

Bonnie Plunkett (Allison Janney):
—¡Ay, por dios! Apenas te vi cuando estabas creciendo.

¡Arder así!

¡Arder así!

• MINIFICCIÓN •

Loca pasión

Marco de Mendoza

Murcia creía que todos querían volverla loca. Murcia no estaba loca; aquel día solo quería saber qué se sentía cuando el cuerpo arde de pasión; nadie antes la había amado. Tomó su chaqueta azul de lana, y se prendió fuego. Fue entonces cuando supo que aunque ardía como el diablo, bien valía la pena. Ya nadie podría volverla loca. Ella misma había encontrado la manera de volverse loca… de pasión.

Facciones.

Facciones.

• CITA CON EL SÉPTIMO ARTE •

GIRL, INTERRUPTED

JAMES MANGOLD
( 1999 )

🎞 📽

Polly Clark (Elisabeth Moss)

—Lisa, ¿Daisy de veras se irá de aquí?

Lisa Rowe (Angelina Jolie)

—Sí. Escupió algo grande.

Susanna Kaysen (Winona Ryder)

—¿Pero cómo pueden? Digo, si ella está loca.

Lisa Rowe (Angelina Jolie)

—Sí, pero la terapia de eso se trata. Por eso el maldito Freud está colgado en todos los muros de los siquiatras. Creó una industria. Te recuestas, confiesas tus secretos y estás salvada, ¡ding! Y entre más confieses, más piensan en dejarte salir.

Susanna Kaysen (Winona Ryder)

—Pero, ¿y qué pasa si no tienes secretos?

Lisa Rowe (Angelina Jolie)

—Estarás aquí de por vida, como yo.

Traidor vencido.

Traidor vencido.

• MINIFICCIÓN •

Peces de hielo

Manuel Menéndez Miranda

Sí, soy su esposa. Gracias, todavía estoy intentando asumirlo, hace apenas tres horas que hablé con él, cuando me llamó para avisarme que la reunión acabaría tarde. No, no tengo ni idea de quien era la chica que ocupaba el asiento del copiloto. Sí, me duele en el alma, como comprenderá, pero por mucho que usted confíe en una futura recuperación, es un gasto enorme y no podemos permitírnoslo, tengo que pensar en el futuro de mis hijos. No, no espere por mí, estoy preparando la cena de los niños y mañana madrugo, puede desenchufarlo ya. Despídame de él por favor, gracias.

Durmiendo con el enemigo.

Durmiendo con el enemigo.

Dante Alighieri ubica a los traidores en el último círculo del infierno ya que considera a la traición como el peor pecado de todos. La razón es que, a diferencia de otro tipo de crímenes, para traicionar primero hay que ganarse la confianza y el afecto de la víctima.

Guy Fawkes

Guy Fawkes, famoso por «La conspiración de la pólvora» que pretendía volar el Parlamento Británico.

Robert Ford

Carismático bandolero que asesino al famoso forajido y compinche Jesse James.

Julius y Ethel Rosenberg

Traidores acusados de facilitar a los Sovieticos los planos de la bomba atómica de los EEUU

La Malinche
E. E. Wright

Intérprete Responsable de facilitar a Hernán Cortés los puntos débiles de Moctezuma para con ello lograr la Conquista Española.

Marco Junio Brutus

Parricida, acusado de participar en el asesinato de su propio padre Julio César. Algunos lo ven más como Patriota que como traidor.

El beso de Judas
Giotto di Bondone

Judas Iscariote, discípulo de Jesucristo quien a través de un beso lo traicionara por treinta monedas ante el Sanedrín. Aunque Jorge L. Borges lo reinterpreta luego, llamándolo: «el mejor discípulo».

Recuerdo a la felicidad.

Recuerdo a la felicidad.

• MINIFICCIÓN •

Los masoquistas

Ana María Shua

Un pabellón entero está dedicado a esos sujetos melancólicos y generosos, los masoquistas. Cuentan allí con una serie de habitaciones en las que el sufrimiento se gradúa de acuerdo con lo doloroso de los estímulos. Si en las primeras habitaciones son mujeres las que inflingen los castigos, en la sexta se los invita a copular con un cocodrilo y en la octava con el recuerdo de la felicidad perdida.