• PLUMA INVITADA •
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La historia personal de Michel Foucault (1926-1984) es indivisible de su obra, como su suéter de cuello de tortuga, sus lentes y su mirada penetrante. Mucho se dice de la obra de los autores –sobre todo de los más connotados–, pero poco sobre sus vidas y lo mucho que eso incide en la construcción de sus enunciaciones teóricas, explicaciones y búsqueda de problemas.
Temáticas recurrentes y la significación de la locura.
El poder, el saber –el conocimiento– y la subjetividad son los temas recurrentes en la obra de Foucault, pero será la locura el tema que le dará trascendencia en el campo de la psiquiatría y que tendrá implicaciones tanto en los tratamientos médicos modernos, como en la designación de los términos para tratar los padecimientos mentales.
La locura no está enunciada en la sociedad moderna, por lo tanto, en palabras de Michel Foucault, quien padece alguna enfermedad mental es perseguido, segregado y considerado como alguien que no encaja y al que debe obligársele a pertenecer a la sociedad.
Discursivamente, el loco no existe, está por fuera de la estructura de la sociedad moderna y es marginado desde las palabras, hasta las enunciaciones y representaciones simbólicas. El enfermo mental o loco, es todo aquello de lo que no se puede hablar y se simula que no existe.
Cuando las palabras no enuncian algo, por ejemplo, la locura, los individuos de una sociedad actúan como si eso de lo que no quieren hablar no fuera parte de la realidad. Por ello, el enfermo mental es confinado, se significa y enuncia poco, de ahí que las enfermedades mentales no se nombren o no se empleen cotidianamente con la terminología clínica y se empleen eufemismos o palabras que disfrazan el padecimiento.Este acercamiento de Foucault será polémico a lo largo de su trayectoria y como estructuralista, vio en la significación de los discursos la trascendencia de los hechos, de ahí que la locura o, particularmente el loco, no tengan lugar en la sociedad ni en los discursos; las palabras para referirse y hablar de la locura desaparecen y quedan confinadas a las enfermedades, a los padecimientos y a la vigilancia, el castigo y la marginación.
Mario Zaragoza Ramírez.