Los disturbios del sentimiento.

Los disturbios del sentimiento.

«Y es que la pobre amaba a su marido… ¡Y que no se ría nadie! Lo amaba de forma cobarde y desafortunada, a pesar de que él la engañaba y le maltrataba el corazón a diario como un niño. Sufría de amor por él como una mujer que desprecia su propia debilidad y delicadeza y sabe que el poder de la fuerza y la felicidad es el que tiene la razón en este mundo. Sí, se entregaba a ese amor y a sus sufrimientos igual que antaño, cuando él, en un fugaz arrebato de ternura, la pretendió y ella se entregó a él: con el sediento deseo que una criatura solitaria y soñadora siente por la vida, la pasión y los disturbios del sentimiento…»

-Un instante de felicidad

Thomas Mann

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Matrix.

Matrix.

«Una madre es semilla, es raíz; es la flor y su fruto. Es miel y abeja que poliniza. Es reina, es todo».

Marco de Mendoza

Lactancia materna
Paul Cezanne
Joven madre
Egon Schiele
Madre e hijo
Pablo Picasso
Madre lactando
Kate Ethel C.
Maternidad
Walter Langley
Madre e hijo
Carl Moon
¿Qué quiere mamá?

¿Qué quiere mamá?

«Al día siguiente era sábado, y yo estaba contenta. Mamá trabaja de camarera todo el fin de semana en el Paris Coffee House, donde los camareros han estado enseñándole francés desde que papá se fue. Tiene suerte, porque su trabajo le gusta de verdad: los clientes, la cafetería, la decoración, todo le entusiasma, y sólo se pone triste cuando vuelve a casa. Le di el desayuno en el porche delantero a las diez de la mañana, y Joanna la acompañó andando hasta el autobús».

-Mujeres y niñas

Grace Paley.

Amor de madre.

Amor de madre.

«La señora Whipple amaba a su segundo hijo, el retardado,mucho más que a los otros dos hijos juntos. Lo comentaba siempre, y al hablar con sus vecinos comparaba el amor por su hijo con el que sentía por su marido y por su madre.
—No necesitas decírselo a todo el mundo —repetía el señor Whipple—. Parece que sólo tú lo quieres.
—Es algo natural en una madre —recordaba la señora Whipple—. Sabes que este tipo de cariño es más propio de la madre. La gente no espera tanto de los padres.
Ello no evitaba que entre sí los vecinos no hablaran claramente.
—Sería una bendición del Señor si él muriera —comentaban—. Es culpa de los padres —agregaban—. Puede apostarse que por ahí hay algún pecado».

-Él

Katherine Anne Porter

Hombre libre.

Hombre libre.

«Un hombre sólo puede ser él mismo mientras está solo; si no ama su soledad, el no amará su libertad, porque únicamente cuando está solo, es realmente libre».

Arthur Schopenhauer

Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Distantes constantes.

Distantes constantes.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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SOMOS

Tú y yo somos una esquirla que el viento lanzó al mundo un templado día de octubre; estrepitoso y voraz, caótico, poderoso y tenaz. Una esquirla que se sobrepone, se luce y se agranda. No daña, contempla.
Somos un camino. Un camino de arbustos suaves y enramados que atrapan ventarrones, malesas. Que salpican piedad y reparten bondad.
Somos la unión que no se contempla, que nadie espera; la risa suave que despierta en la mañana y alumbra los días pesarosos.
Somos alma y sueños. Distantes constantes y briosos empeñosos. Somos todo cuanto existe, somos un comienzo que no acaba. Un final que ya no existe.

Marco de Mendoza

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¡Arder así!

¡Arder así!

• MINIFICCIÓN •

Loca pasión

Marco de Mendoza

Murcia creía que todos querían volverla loca. Murcia no estaba loca; aquel día solo quería saber qué se sentía cuando el cuerpo arde de pasión; nadie antes la había amado. Tomó su chaqueta azul de lana, y se prendió fuego. Fue entonces cuando supo que aunque ardía como el diablo, bien valía la pena. Ya nadie podría volverla loca. Ella misma había encontrado la manera de volverse loca… de pasión.

Locura.

Locura.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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HUMO BLANCO

Humo blanco, como canción de cuna en medio de la noche, como vaho nocturno que vuela, que trasciende hasta la gloria.

Sol de suaves trazos y esquirlas poderosas que dan vida, que florecen.

Es como un deseo que no acaba, perenne conciencia inequívoca.

Anídame en tu vientre, como nueva vida, como deseo glorioso que te inunde; ojarasca nueva, ven y dame de beber tu miel bendita. Que en tu vientre viva mi vida nueva.

Enloqueceme y vuelve aquí, que en la conciencia permanecerá, si es desdén perdido; que al cabo de un tiempo volverás, como un ave con memoria que recuerda la pasión y el calor de su nidal. Vuelve a mí como siempre. Locura. Como está escrito en la memoria de los anales, como astuto Hermes, como ese humo blanco que trasciende, como aroma fresco, como una vesania que no acaba; incesante, poderosa. Firme decreto que no rompe nadie, porque del galardón de la locura, nada nos salva, más nos premia.

Marco de Mendoza

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