
«Según doña Amparo, esa serpiente era nada más y nada menos que la cincóatl, una víbora que se mete a las casas de las mujeres que amamantan a sus hijos para robarles la leche. El animal visita por las noches a las madres y suelta un veneno o hedor que las adormece para poder quitarles el líquido hasta dejarlas sin nada. En su pueblo se dice que incluso han visto casos en que la cincóatl deja que los niños jueguen con su cola mientras ella bebe la leche».
La cincóatl, Itzel Espinosa Fuentes.