Existen palabras tan generosas que no les molesta desprenderse de algunos de sus fonemas, para así evolucionar; es el caso de pócima, que es la aféresis de apócima, procedente del latín apozema, a su vez préstamo del griego antiguo, compuesto de ἀπό, ‘lejos de’ y ζέμα, ‘cocción’. Así, en la actualidad llamamos pócima a aquel cocimiento de materias vegetales que puede fungir como medicamento.
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«—¿Cómo podré matarle? —respondió Makamuk—. Su medicina me impedirá hacerlo. Subienkow no perdió mucho tiempo mientras reunía los ingredientes para su pócima. Seleccionó todo lo que le vino a las manos: agujas de abeto, cortezas de sauce, un trozo de corteza de abedul y unas bayas que hizo extraer de la tierra a los cazadores después de limpiar el terreno de nieve. Recogió por último unas cuantas raíces heladas y regresó al campamento».
—Este bebedizo vuelve tierno al más indiferente: Gordolobo, hierba del pollo, huesitos de tlacoache, uña de gato prieto, epazote, toloache y polvos de la Madre Celestina. Hierves todo, lo mezclas con tequila, y sea quien sea, te guardará amor eterno… —¡Juega! ¿Cuántas copas le pongo? —Nomás una, si le dieras más, no lo aguantarías. —¡Ah chirrión! ¡Ay Soledad, hasta que vas a ser una Soledad muy bien acompañada! Hasta que se me hizo.
«Es el oro un metal precioso. Más que muchas conciencias. Más que todas juntas».
MAMS
Orfeo regresando de las sombras William Blake RichmondIA Jenni PasanenEones en oro Dan HillierEl beso Gustav KlimtMontones de trigo y cegador Vincent Van GoghCampo de trigo con sol poniente Vincent Van GoghIndian summer William Trost Richards
«Cuando en medio del desierto escuches a un grano de arena narrar la historia de cada grano de arena, sabrás que al fin te has convertido en un oído infinito».
«La razón por la que tanta gente encuentra que es difícil ser feliz, es porque imaginan siempre al pasado mejor de lo que fue, al presente peor de lo que es y al futuro mas complicado de lo que será».
«—Dicen qué hay en el monte un animal llamado dzulúm. Todas las noches sale a recorrer sus dominios. Llega donde está la leona con sus cachorros y ella le entrega los despojos del becerro que acaba de destrozar. El dzulúm se los apropia pero no se los come, pues no se mueve por hambre sino por voluntad de mando. Los tigres corren haciendo crujir la hojarasca cuando olfatean su presencia. Los rebaños amanecen diezmados y los monos, que no tienen vergüenza, aúllan de miedo entre las copas de los árboles. —¿Y cómo es el dzulúm? —Nadie lo ha visto y ha vivido después. Pero yo tengo para mí que es muy hermoso, porque hasta las personas de razón le pagan tributo».
Balún Canán, Rosario Castellanos.
«—Ven aquí, Mario. Si vas a ser cazador es bueno que sepas lo que voy a decirte. El quetzal es un pájaro que no vive dondequiera. Sólo por el rumbo de Tziscao. Hace su nido en los troncos huecos de los árboles para no maltratar las plumas largas de su cola. Pues cuando las ve sucias o quebradas muere de tristeza. Y se está siempre en lo alto. Para hacerlo bajar silbas así, imitando el reclamo de la hembra. El quetzal mueve la cabeza buscando la dirección de dónde partió el silbido. Y luego vuela hacia allá. Es entonces cuando tienes que apuntar bien, al pecho del pájaro. Dispara. Cuando el quetzal se desplome, cógelo, arráncale las entrañas y rellénalo como una preparación especial que yo voy a darte, para disecarlo. Quedan como si estuvieran vivos. Y se venden bien».
Balún Canán, Rosario Castellanos.
«Ayer llegó de Chactajal el avío para el viaje. Las bestias están descansando en la caballeriza. Amanecieron todas con las crines y la cola trenzadas y crespas. Y dicen las criadas que anoche se oyó el tintineo de unas espuelas de plata contra las piedras de la calle. Era el Sombrerón, el espanto que anda por los campos y los pueblos dejando sobre la cabeza de los animales su seña de mal agüero».
Dentro de las ocurrencias que suceden cuando la lengua decide cómo evoluciona una palabra, se encuentra íngrimo, que si bien su origen es oscuro, se dice que procede del portugués íngrime, ‘empinado’, ‘escarpado’ o ‘laborioso’, y que se usa para designar a un sitio con demasiada inclinación o a una tarea complicada. Este vocablo portugués se ha conservado en íngrimo, que significa solitario, abandonado, sin compañía. Tal vez haciendo referencia a lo complicado que es allegarse a las personas solitarias.
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«—Tío David, qué bueno que llegaste. (Nuestros padres nos recomendaron que le llamemos tío aunque no sea pariente nuestro. Para que así se sienta menos solo). —No vine a visitar a la gente menuda. ¿Donde están las personas de respeto? —Salieron. Nos dejaron íngrimos. —¿Y no tienes miedo de que entren los ladrones? Ya no estamos en las épocas en que se amarraba a los perros con longaniza. Ahora la situación ha cambiado. Y para las costumbres nuevas ya vinieron las canciones nuevas».
«Por qué se vanagloria el hombre de una sensibilidad superior a la de las bestias?
Esto tan solo nos convierte en seres mas dependientes. Si nuestros impulsos se limitaran al hambre, la sed y el deseo, podríamos ser prácticamente libres. pero nos conmovemos por el viento que sopla, una palabra cualquiera o la imagen que esa palabra despierte».
* Frankenstein o el moderno Prometeo / Mary Shelley *