Pueblos de Ficción

Hawkins.
Stranger Things.
Locación: Atlanta.
Creadores: Matt y Ross Duffer.
Si un lugar requisita para la categoría: «Pueblo insignificante en el que parece ocurrir todo», ése, sin duda, es Hawkins; ambientado en la época de los 80’s, con una protagonista traída justo de ese tiempo –no concibo a Winona Ryder haciendo algo que funcione fuera de las décadas 80’s –90’s– que hace las veces de la típica mamá ochentera, con sus respectivos ecos a través del resto de los progenitores, y es que los padres y madres de este pueblo –reflejo de la época– parecen estar en todo, excepto con sus hijos, y ni qué decir de su paradero; ya tenemos a Joyce Byers, que intenta rescatar un hijo –del que no supo cómo se perdió– mientras no sabe del otro, luchar con monstruos interdimensionales, sobrevivir al trabajo y tratar de sobrellevar una relación amorosa; tenemos a Karen Walker, que jamás mientras aparece a cuadro, podría responder del paradero de sus hijos, una se le pierde en otra dimensión, vigirnidad incluída, el otro esconde en su propia casa una niña con poderes sobrenaturales por días, mientras ella, desayuna, embarra mantequilla en su pan, va a la piscina a tomar el sol, y filtrea con el mocito recién llegado que bien podría ser su hijo; y por último –para no hacer larga la lista– tenemos a Marsha Holland, a la que se le pierde la hija, y ella se queda tranquilamente en casa esperando su regreso, incluso después de saber que es asesinada, se conforma con una mentira. Y así el resto de los padres: Ausentes. Y es que así fue la época, te podías quedar a dormir en casa de un vecino, amigo o primo y tus padres, apenas se enteraban; por las tardes, después de la escuela, el mundo era tuyo, podías ir donde quisieras o con quien quisieras, fue una época despreocupada, justo porque nos cuidábamos entre si.
Tal vez esta despreocupación de los padres se debía justo a que el pueblo era un lugar tranquilo, la última vez que una persona se reportara desaparecida fue en 1923 y pasaron más de 20 años antes del último suicidio, las estadísticas no mienten. Y así sus pobladores tranquilos acudían a las clásicas estructuras: Escuelas, hospitales, supermercados, departamento de policía –incluida la figura mítica del Sheriff–; aunque la trama se focaliza en el Laboratorio Central de Hawkins, donde criaturas de otras dimensiones abren un portal, convirtiendo al pequeño poblado en el centro de la actividad paranormal.
Con el tiempo, y fluyendo hacia los 90’s, vemos cómo el pueblo se transforma, llega un mall, instalaciones rusas «supersecretas», parodia incluída: «Seguridad violada por una niña de 10 años», y una selección de personajes variopintos que le agregan colorido a la serie y al lugar.
No sabemos qué tanto seguiremos viendo la evolución de Hawkins, pues al parecer la familia protagonista, los Byers, se mudan, spoiler alert… El sheriff ha muerto y todas las demás figuras –incluído el centro comercial– se han desquebrajado, pero sin duda me gustaría ver llegar a Hawkins a la siguiente década, veamos qué nos preparan los hermanos Duffer.