Soledad de engaño

Soledad de engaño

«Pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Eran lágrimas de soledad y autosuficiencia. Él se acomodó despacio en la silla, dejando caer las manos. Simplemente no podía entenderlo. No podía entenderla. Se le cruzó por la mente que Rose no tenía intención alguna de casarse con él, pero ese era un pensamiento demasiado monstruoso, y entonces buscó su propio consuelo: Mañana estará bien, es el golpe, eso es todo. Estaba a punto de decir: “Pues bueno, si no hay nada que yo pueda hacer, será mejor que me vaya; vendré a verte mañana”, cuando Rose le preguntó con delicadeza, como si le supusiera un gran esfuerzo prestarle atención:
       —¿Te apetece una taza de té?
       —¡Rose! —gritó desconsolado.
       —¿Qué? —Sonaba infeliz pero obstinada; y no había manera de llegar a ella, estaba fuera de su alcance, tras una barrera de… ¿De qué? George no lo sabía».

-La otra mujer

Doris Lessing

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Ossudo.

Ossudo.

«Entró en aquel momento el Falso Perpetuo y los cuatro se callaron. El Falso Perpetuo tenía el pelo liso, negro, cara huesuda, la mirada impasible y nunca se reía, igual que el Perpetuo Verdadero, un policía famoso asesinado años atrás. Ninguno de los jugadores sabía qué hacía el Falso Perpetuo, tal vez fuera empleado de banca, o funcionario público, pero su presencia, cuando de vez en cuando aparecía por el bar de Anísio, atemorizaba siempre a los cuatro amigos. Nadie sabía su nombre. Lo de Falso Perpetuo era un mote que le había puesto Anísio, que había conocido al Verdadero».

El juego del muerto.

Rubem Fonseca.

Malos hábitos.

Malos hábitos.

«—Y bien, tengo que pillarla. Me lo han encargado (¡pobre marido!). Pero sé que se trata de una joven y pícara dama. Estoy convencido de que se escabulle de su casa sin que nadie se percate… Confieso que fue la cocinera quien me dijo que venía aquí. Y yo, enloquecido, salí corriendo hacia este lugar en cuanto tuve la noticia. Quiero pillarla. Llevo tiempo sospechando y por eso quería pedirle… como usted estaba paseando por aquí… usted (usted), yo no sé… . Lo que no quiero es que se me escabulla estando yo solo; no quiero que se me escape. Usted, en cuanto la vea, deténgala y avíseme…»

-La mujer ajena y el marido debajo de la cama

Feodor Dostoievski

Minientrada

Eso que ocultamos.

• MINIFICCIÓN •

Las relaciones

Patricia García Roldán

—No sé —Murmura Manuela compungida mientras mira a su marido en el lado derecho de la cama—. Creo que necesito más espacio.
—¡Pero, querida! —Le espeta él— ¿Y por qué no se lo dices al tipo que tienes a tu lado izquierdo?
—Pues viéndolo así —le contesta Manuela ofendida—, ¡dile a tu secretaria que se arrime un poco más al borde se la cama!

Luces Infinitas.

Luces Infinitas.

• CAMARITA, ¿ESTÁS AHÍ? •

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Yayoi Kusama

«Todas las cosas son falsas, y cuando ves lo que es falso, puedes ver lo verdadero».

Shaka de Virgo

Infinity Rooms

Brillance of th Souls
Cleaming ligts of the Souls
Fireflies in water
The Souls of millions of light years away
Infinity doots mirrored room

https://instagram.com/yayoikusama