Ofitas.

Ofitas.

«Decían que era viejo, que ya era viejo cuando se la llevó con él. Sus padres no querían nada con aquel hombre tan extraño. Había llegado al pueblo con gran fama de curandero. Hizo algunas curaciones que parecieron milagrosas. Gentes casi moribundas con piernas inmensas y deformadas, con enormes vientres, con temblores incontrolables, con diarreas continuas y vómitos y amarilleces en los ojos y en la cara. A veces les daba a tomar una poción transparente donde se veían flotar filamentos de raíces o de hojas. A veces los envolvía en un sahumerio espeso y asfixiante como en una nube y los tenía por horas chorreando sudor, mientras recitaba entre dientes oraciones e invocaciones con nombres desconocidos. A veces, pura y simplemente, les hacía un ensalmo, les colocaba algún objeto suyo sobre la picada de culebra o sobre la llaga profunda, volvía los ojos hacia arriba y comenzaba a implorar o a dar órdenes a espíritus o a seres infernales».

-La mujer de Uriel

Arturo Uslar Pietri

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Sueño espectral

Sueño espectral

«Prometieron que los sueños pueden hacerse realidad, pero olvidaron mencionar que las pesadillas también son sueños».

Oscar Wilde.

Black Dahlia Matt Lombard
Ex-Crucifixion Matt Lombard
Martyrs in purgatory Matt Lombard
The black Zodiac Matt Lombard
Deliver us to evil Matt Lombard
Silenced Matt Lombard
Secretas intenciones.

Secretas intenciones.

«La cara de Mrs. Miller se disolvió en una máscara de arrugas rojizas; empezó a llorar: un llanto artificial, sin lágrimas, como si, no habiendo llorado en mucho tiempo, hubiera olvidado cómo se hacía. Retrocedió cautelosamente. Siguiendo el contorno de la pared hasta sentir la puerta.
Atravesó el vestíbulo y corrió escaleras abajo hasta un descansillo. Golpeó frenéticamente la puerta del primer apartamento a su alcance. Le abrió un pelirrojo de baja estatura. Entró haciéndolo a un lado.
—Oiga, ¿qué demonios es esto?
—¿Pasa algo, amor? —Una mujer joven salió de la cocina, secándose las manos. Mrs. Miller se dirigió a ella:
—Escúchenme —gritó—, me avergüenza comportarme de este modo, pero…, bueno, soy Mrs. Miller y vivo arriba y… —Se cubrió la cara con las manos—. Resulta tan absurdo…
Vivo arriba. Una niña ha venido a verme, creo que le tengo miedo. No quiere irse y yo no puedo…, va a hacer algo horrible. Ya me ha robado un camafeo, pero está a punto de hacer algo peor, ¡algo horrible!».

-Miriam

Truman Capote.

Sucumbir.

Sucumbir.

• MINIFICCIÓN •

Terror.

Cristian Garzón

Al intentar ponerse los zapatos, siente una cola viscosa en su interior y los arroja. Al cepillarse ve sus dientes alargados y lanza el cepillo contra el espejo. Llega a la oficina, ordena el escritorio: los lápices, el retrato de su hijo, su agenda y la cinta adhesiva. Pasa los dedos para quitar el polvo, pero miles de patas grises pisan sus manos, suben por su rostro, dejan huellas de barro en todo el lugar. Llega a su casa, se seca las gotas de sudor en la frente, introduce la llave con lentitud. Quiere contarle todo a su esposa. Quizá deba ir a psiquiátra pronto. En el cuarto una gigantesca rata detiene la lectura y lo saluda agitando sus garras. Resbala en las escaleras. Patea la puerta. Corre sin detenerse. Se introduce en la alcantarilla.

Arrinconar.

Arrinconar.

• MINIFICCIÓN •

Éxtasis.

Antonio Lorenzo Moterrubio

–¡No, no, no!–, gritaba la criatura, acorralada en una esquina del coro de la iglesia.
–¡Vade Retro! ¡Demonio Maldito! –respondía el hechicero, al mismo tiempo que trazaba unas líneas en el aire, confinando al demonio en uno de los tubos del órgano del coro, cual prisión de metal. A partir de entonces, se hizo público que no se debería accionar jamás la techa del tubo correspondiente, so pena de liberar nuevamente al Diablo, provocando plagas y terrores bíblicos.
Así transcurrió largo tiempo, hasta que un organista, arrebatado por una magnífica inspiración, en la cima de un pasaje in crescendo, se olvidó de la antigua prohibición; el Demonio, vibrando extasiado por la música, decidió continuar para siempre en su celda, permaneciendo eternamente en el sublime estado en el que se encontraba.
El Preludio Coral ‘Desciende tú ahora, Jesús, del cielo’, (‘Kommst du nun, Jesu, von Himmel’) BWV 650, de Johann Sebastian Bach, fue, así, compuesto.

Espectro del miedo.

Espectro del miedo.

«—¡Permítame explicarme! El miedo (y hasta los hombres más intrépidos pueden tener miedo) es algo espantoso, una sensación atroz, como una descomposición del alma, un espasmo horroroso del pensamiento y del corazón, cuyo mero recuerdo provoca estremecimientos de angustia. Pero cuando se es valiente, esto no ocurre ni ante un ataque, ni ante la muerte inevitable, ni ante todas las formas conocidas de peligro: ocurre en ciertas circunstancias anormales, bajo ciertas influencias misteriosas frente a riesgos vagos. El verdadero miedo es como una reminiscencia de los terrores fantásticos de antaño. Un hombre que cree en los fantasmas y se imagina ver un espectro en la noche debe de experimentar el miedo en todo su espantoso horror».

-El miedo

Guy de Maupassant.

Mágica ensoñación.

Mágica ensoñación.

«Y ciertamente parece este lugar, aún hoy, envuelto en un poderoso hechizo que llena de extrañas fantasmagorías las cabezas de esas buenas gentes que lo habitan, haciéndoles caminar de continuo en una especie de duermevela. Creen, por supuesto, en los más raros poderes; suelen caer a menudo en trance y tienen visiones; escuchan en el aire voces y músicas indescifrables… No hay vecino que no tenga noticia de algún hecho extraordinario o que no se sepa alguna historia maravillosa, o que no pueda señalar qué paraje alberga entre sus profusas sombras algún espectro acechante; podría decirse, pues, que aquí el demonio de la pesadilla y sus figuras diabólicas tienen el mejor escenario posible para ejecutar sus danzas y morisquetas».

-La leyenda de Sleepy Hollow

Washington Irving.