Un hombre surge.

Un hombre surge.

• MINIFICCIÓN •

Hombres

Lydia Davis

También hay hombres en el mundo. A veces nos olvidamos, y pensamos que hay solo mujeres —interminables colinas y planicies de mujeres carentes de interés. Hacemos bromas y nos consolamos las unas a las otras y nuestras vidas pasan rápido. Pero cada tanto, es cierto, un hombre surge inesperadamente entre nosotras como un pino, y nos mira salvajemente, y salimos despedidas, en grandes mareas, cojeando a escondernos en cavernas y sumideros hasta que se haya ido.

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Hombre libre.

Hombre libre.

«Un hombre sólo puede ser él mismo mientras está solo; si no ama su soledad, el no amará su libertad, porque únicamente cuando está solo, es realmente libre».

Arthur Schopenhauer

Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Alexander Sviridov
Valor de hombre.

Valor de hombre.

«En un tiempo le llamaban Delgadito todas las muchachas y las mujeres casadas que corrían tras él; era tan escuálido que se le veían todos los huesos bajo su fina ropa de algodón. Entonces era un poeta y la revolución era solamente un sueño; demasiadas mujeres le amaban y mimaban su juventud, y nunca encontraba comida suficiente en ninguna parte, ¡en ninguna parte! Ahora es un conductor de hombres, hombres taimados que murmuran en su oído, hombres hambrientos que esperan durante horas ante su despacho para hablar una palabra con él, hombres demacrados con rostros salvajes que le salen al paso en la puerta de la calle con un tímido: «Camarada, déjame decirte…» y le echan el fétido aliento de sus estómagos vacíos en la cara».

-Judas en flor

Katherine Anne Porter.

Edad de hombre.

Edad de hombre.

«A los veinte, aunque te fumes el bosque entero y no hagas ejercicios, siempre estarás en forma para ellas. A los treinta, tus amigos, en esas reuniones de amigos, hablan de la edad, de las arrugas que vinieron, de las barrigas que crecieron, del tiempo que pasó y de los cielos que nunca pudieron alcanzar. Seres terrestres suelen ser los que tienen treinta: van en auto, tienen casa y corren por el parque todas las mañanas. Los de veinte, por el contrario, van por aire a todas partes: trepan a la azotea del edificio más alto, encienden un cigarrillo feliz y miran desde esa altura y con extrañeza a los que, abajo, en la calle, han pisado tierra al saber que los 20 ya habían terminado».

-La edad de los aguafiestas

Marco Avilés.

Distantes constantes.

Distantes constantes.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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SOMOS

Tú y yo somos una esquirla que el viento lanzó al mundo un templado día de octubre; estrepitoso y voraz, caótico, poderoso y tenaz. Una esquirla que se sobrepone, se luce y se agranda. No daña, contempla.
Somos un camino. Un camino de arbustos suaves y enramados que atrapan ventarrones, malesas. Que salpican piedad y reparten bondad.
Somos la unión que no se contempla, que nadie espera; la risa suave que despierta en la mañana y alumbra los días pesarosos.
Somos alma y sueños. Distantes constantes y briosos empeñosos. Somos todo cuanto existe, somos un comienzo que no acaba. Un final que ya no existe.

Marco de Mendoza

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Un mal cruel.

Un mal cruel.

«Claro que probé estar en pareja; después de todo, según las estadísticas, al cabo de la segunda década luego de la pandemia más del cincuenta por ciento de los hombres se hicieron homosexuales, y hoy la proporción debe ser mucho mayor. Lamentablemente, eso de tener por pareja a un hombre conmigo no funcionó; no sólo me sentía incómodo, algo en lo que de seguro tuvo la culpa mi hipertrofiado superyó, sino que pronto me di cuenta de que la histeria femenina de la que tanto renegaba en las buenas épocas no era, al fin y al cabo, una cuestión de sexo, sino de convivencia entre dos personas».

En busca de la X perdida.

Damián Cés.