Hágase la luz.

Hágase la luz.

«Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes.».

Aristóteles

Albinos, ser diferente

Jorge Mónaco

Blanca Nieves
Jorge Mónaco
Jonathan
Jorge Mónaco
Valentina
Jorge Mónaco
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Incuba en todos los sentidos.

Incuba en todos los sentidos.

«Le pregunté por lo que había sucedido a un niño que pasaba por ahí. Me dijo que nadie lo quiso. Descubrí que eran varias crías que de noche aullaban mucho. Los vecinos decidieron arrojarlos a todos. Recuérdenme que algún día pinte la escena que vi».

Soplo de luz.

Luriel Lavista.

La sombra de la noche arcaica.

La sombra de la noche arcaica.

«Llevaba catorce días sin dormir, los había contado. Mi madre insistía en que no podían ser tantos. Decía que, al tercero, el cerebro se apaga. Pero lo que más me preocupaba no era eso, yo sabía que sobreviviría. Lo peor era la mancha que me había salido en el costado. El sudor con olor a clorofila en las palmas de las manos y en los pies podía pasar desapercibido, era amistoso. Pero en el lado derecho, por encima de las costillas, tenía un sarpullido enorme de color marrón que cada día se extendía más. La piel se me había endurecido y se había agrietado formando pequeños surcos, como la corteza de los olmos o los álamos viejos en los parques».

Especies de luz.

Mónica Sánchez.

Hinchada de grandes expectativas.

Hinchada de grandes expectativas.

«Adelina se pinchó en el dedo con una zarza, una diminuta gota de sangre de la que le pareció ver escapar algún destello. Algunas noches la vi melancólica, lamiéndose en las manos como un polvo de luna que luego le daba carraspera y la hacía toser, o como ida, la mirada fija en las luces color caramelo de las farolas asediadas por enjambres de insectos enloquecidos. “Esa luz no es como la otra –me decía–. No se puede comer, es amarga y venenosa, me podría matar”».

La comedora de luz.

Juan José Flores.

Tres versiones de mí.

Tres versiones de mí.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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CONOZCA(ME) MÁS

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Se dice de mí. / Se dice que soy fea, / que camino a lo malevo, / que soy chueca y que me muevo / con un aire compadrón, / que parezco un dinosaurio, / mi nariz es puntiaguda, / la figura no me ayuda / y mi boca es un buzón. 🎼🎵🎶

Se dice de mí, Yolanda Rayo.

El Profesor de Matemáticas

No, ni Lazos de amor, ni Fragmentado, no empiecen… It’s me. Y es que… no les he contado de mi vida diurna, de mi otra vocación, porque aunque no lo reconozca abiertamente, desde chiquito mi juego favorito era el de la escuelita, y sí, adivinaron, yo siempre era el maestro. Claro que con los gajes del oficio (y como les ha de ocurrir a todos, menos a los de Google) uno se piensa dedicarse a otra cosa, sobre todo después de uno de los arrebatos de esas personitas que se están formando; pero luego viene a encontrarse con joyas como éstas… Y es que todos tienen una opinión sobre uno, los pequeños, romantizada; los adultos, sobrada, sobria, aburrida y hasta absurda; pero un adolescente, lo que se dice un adolescente, debe tener la opinión más fogueada (incluidas vísceras) de lo que es uno, de cualquier cosa. No les haré el cuento largo, como es mi costumbre, y justo para acercarme más a ustedes –quienes nos leen- les dejo aquí, tres visiones de este profesor de Matemáticas que una vez intentó imitar a Diógenes, y le salió mal.

I Secundaria
II Secundaria
III Secundaria

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¿Quién los retrata a ustedes?

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Luces Infinitas.

Luces Infinitas.

• CAMARITA, ¿ESTÁS AHÍ? •

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Yayoi Kusama

«Todas las cosas son falsas, y cuando ves lo que es falso, puedes ver lo verdadero».

Shaka de Virgo

Infinity Rooms

Brillance of th Souls
Cleaming ligts of the Souls
Fireflies in water
The Souls of millions of light years away
Infinity doots mirrored room

https://instagram.com/yayoikusama

Minientrada

Sancochar.

• MINIFICCIÓN •

Aromas

Manuel Lucas

Cada día descarga los camiones he incinera aquellos cubos que contienen los restos anatómicos. El almacén huele como deben oler las cañerías del infierno. Lleva diez años haciendo lo mismo y mañana será su último día, ni siquiera un gracias por todo. Al menos hoy la rutina se ha visto interrumpida por algo emocionante, el jefe lleva días ausentado y la policía está haciendo algunas preguntas a los empleados. Su olfato lleva tiempo atrofiado por la exposición a los químicos y el mal olor. Esperemos que los agentes no distingan el ligero aroma a cabronazo que desprende la incineradora.

Nuestras íntimas emociones.

Nuestras íntimas emociones.

«La felicidad humana no es producto de los grandes acontecimientos de la vida, sino de las pequeñas vivencias cotidianas».

Benjamin Franklin

Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
Jarek Puczel
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Jarek Puczel
Sueños de papel.

Sueños de papel.

«Entonces no había día en que no soñara, en que el sueño no fuera el acoso de gentes como fantasmas, de rostros asediándome, de manos buscando agarrarse a mi cuerpo para estrangularlo en un instante que no llegaba, milagrosamente, que no llegaba jamás. ‘Son cuentos suyos’, decía mamá. Y no eran cuentos míos: eran mis sueños, sueños que al día siguiente elaboraba y reelaboraba para poder decir por las mañanas algo, para poder insistir (‘volví a soñar con el negro’), aunque siempre hallaba la misma respuesta (‘son cuentos suyos, déjese de historias, quién diablos se las estará metiendo en la cabeza’), la respuesta desconsoladora de siempre. Desconsoladora porque quería que me creyeran».

-El lento olvido de tus sueños

Óscar Collazos.

Oscuro fanatismo.

Oscuro fanatismo.

«Entonces recordé, mientras mamá iniciaba las oraciones, que hace algunos años el padre Maldonado había dicho que por la noche iba a comenzar una oscuridad de varios días y que lo único que se debía comprar eran muchas velas y cirios benditos, que sería lo único que daría luz, “no valdrán de nada los bombillos ni luz alguna que venga de la mano del hombre”, Recordé que yo también me había escondido en las faldas de mamá, llorando todo el día. Los hermanos menores —que eran cuatro— lloraban conmigo. “¡Cállense, mocosos, que nada les va a pasar!”, dijo entonces papá. Pero no podíamos entender nada: solo sabíamos que en la noche algo muy terrible pasaría y nos imaginábamos, bueno, por lo menos yo me imaginaba en la oscuridad, oyendo voces de fantasmas, sintiendo manos que me agarraban, lejos de papá, mamá y de todo el mundo, un fantasma encerrado en un cuarto o en el cielo raso».

-El eclipse

Óscar Collazos.