
«A los veinte, aunque te fumes el bosque entero y no hagas ejercicios, siempre estarás en forma para ellas. A los treinta, tus amigos, en esas reuniones de amigos, hablan de la edad, de las arrugas que vinieron, de las barrigas que crecieron, del tiempo que pasó y de los cielos que nunca pudieron alcanzar. Seres terrestres suelen ser los que tienen treinta: van en auto, tienen casa y corren por el parque todas las mañanas. Los de veinte, por el contrario, van por aire a todas partes: trepan a la azotea del edificio más alto, encienden un cigarrillo feliz y miran desde esa altura y con extrañeza a los que, abajo, en la calle, han pisado tierra al saber que los 20 ya habían terminado».
-La edad de los aguafiestas
Marco Avilés.