Maestro del disfraz.

Maestro del disfraz.

• MINIFICCIÓN •

El catequista

Emilio Paz Panana

Siempre oraba y oraba, piadoso hombre confiando en Dios protector. Una noche escuchó a la Virgen y la abrazo. A la mañana siguiente sus padres comenzaron a buscarlo en la calle. A veces, el diablo es maestro del disfraz.

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Las caras del diablo.

Las caras del diablo.

«Lo llamaron Mandinga por el diablo. Al diablo lo había visto muchas veces, de muchas formas. Cuando iba a visitar a su tío el cura y no había gente en la iglesia. La sacristía parecía más grande y más penumbrosa. Se detenía frente a las imágenes de bulto de las Vírgenes y de los Santos. En la escasa luz veía aparecer y borrarse las figuraciones de los cuadros oscuros. Había animales también en aquellas imágenes. Un perro que acompañaba a San Roque, un pescado grande y azuloso que tenía Tobías en la mano. Y aquella culebra oscura que pisaba la Virgen con su pie descalzo. Su tío se las explicaba. La culebra era el diablo. Y también lo era aquel animal tan raro, con cuerpo de lagarto, larga cola de toro y cabeza de perro, que San Miguel hería con su lanza».

-El milagro

Arturo Uslar Pietri

Tentaciones de pecado.

Tentaciones de pecado.

«—Vamos a ver. Es Macacha. La del zanjón. Se le murió el tripón. La castigó Dios.
—Ave María Purísima —decía una mujer encendiendo una vela y corriendo hacia el grupo.
—¡Ay mi hijo! Yo sabía que me iba a pasar. Si yo cuando pasaba por la casa de esos protestantes les hacía la cruz como al diablo. Si yo nunca me quise acercar. Yo sabía que otros iban. ¡Pero yo no! ¿Que por qué no te asomás a ver nada más Macacha? San Miguel Arcángel me ampare. Yo ¿cuánto? ¿Que por qué no entras un saltico, que lo que hacen es cantar unas canciones y te dan un real? Pero yo nunca. Pero de la tentación del diablo y cuando regresaba al mediodía para la casa voy y me meto.
Era la misma historia repetida a la puerta de cada rancho, pero todos los que la volvían a oír abrían grandes ojos de asombro, se persignaban y apretaban las manos sudorosas.
—Dios nos ampare y nos favorezca».

-Los herejes

Arturo Uslar Pietri

Murmullo de rezos.

Murmullo de rezos.

«Simón nunca había ido a aquella Misa de Gallo a la que iba todo el pueblo a celebrar la noche de la Natividad. Los mayores se quedaban conversando y riendo, mientras los niños, impacientes, se iban a acostar para esperar la llegada del Niño Jesús que vendría a ponerles juguetes y regalos en sus camas. Entre multitud de cirios y de ramos se alzaba el pesebre del Nacimiento, y en medio de él, flotando entre el gentío, el Niño Dios. El rezongo del “furruco” acompañaba los cantos en los que se mezclaban muchas voces. El sacerdote oficiaba en el altar y se oía al fondo el denso murmullo de los rezos que lo acompañaban».

-La misa de gallo

Arturo Uslar Pietri

Ávidas Confesiones.

Ávidas Confesiones.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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LOCUTORIO

Ahí donde se esconde el diablo, donde anida lo insondable, donde el corazón se vuelve paja y la mente su penumbra; ahí están sus secretos: violentos, fugaces, insípidos incluso. Insano oprobio. Palabrería santurrona y evidencias superfluas comulgan para evidenciar el llamado pecado. No hay santidad, sino bruma carcomiéndose los recuerdos que traen saña, violencia o coraje. Perdones malsanos sin poder. Nadie es deudor, todos se levantan en paz con una penitencia absurda que será olvidada al cerrar aquella puertecilla insulsa, donde ávido de placer, se esconde el diablo.

Marco de Mendoza

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La existencia de un dios amoroso (?).

La existencia de un dios amoroso (?).

• SERIALES •

MISA DE MEDIANOCHE
M1:E4 Libro IV: LAMENTACIONES

Erin Green (Kate Siegel)

—Estoy pensando que debes creer que soy tonta.

Riley Flynn (Zach Gilford)

—No

Erin Green (Kate Siegel)

—Rezaste conmigo todo el día. Y te amo por eso. Pero tú no crees en nada de eso.

Riley Flynn (Zach Gilford)

—Lo entiendo. Entiendo porqué es llamativo, el consuelo. Todo pasa por algo. Hay algo bueno en todo. Qué hay un plan. Es… no sé. Supongo que solo viví un momento de completa sorpresa que reta la existencia de un dios amoroso.

Erin Green (Kate Siegel)

—¿Así que tú crees que estoy Loca?

Riley Flynn (Zach Gilford)

—No

Erin Green (Kate Siegel)

—¿Qué soy ingenua?

Riley Flynn (Zach Gilford)

—No. Creo que todos queremos con tantas ganas qué haya una razón. Para todos. Y justicia, y consuelo cuando morimos.

Erin Green (Kate Siegel)

—Sí, de ahí viene la religión. Esa es la pregunta.

¿Qué pasa cuando morimos?

Riley Flynn (Zach Gilford)

—¿Qué demonios pasa?

Erin Green (Kate Siegel)

—¿Y qué crees?, ¿Qué pasa cuando morimos, Riley?

Riley Flynn (Zach Gilford)

—No lo sé. Y no confío en nadie que nos diga que lo sabe, pero solo puedo hablar por mí mismo, supongo.

Erin Green (Kate Siegel)

—Habla por ti mismo. ¿Qué pasa cuando mueres?

Riley Flynn (Zach Gilford)

—Cuando muera mi cuerpo dejará de funcionar. Se apagará. De pronto o gradualmente. Mi respiración se detiene, mi corazón deja de latir. Muerte clínica. Y un poco después, como cinco minutos después, las neuronas empezarán a morir. Mientras tanto, en medio de eso, tal vez mi cerebro libera una carga de DMT. Es la droga psicodélica liberada cuando soñamos, así que sueño. Sueño en grande, más que nunca, porque es lo que queda. Todos los restos de DMT de una vez y mis neuronas se dispararán y veo fuegos artificiales de memorias e imaginación y estoy… como drogado. De verdad drogado porque mi mente está buscando en las memorias. Largo y corto plazo, y los sueños se mezclan con las memorias y se cierra el telón. La ovación final. El sueño que termina todos los sueños. Un último gran sueño mientras mi mente dispara el último jodido misil, y luego… Me detengo.

[…]