Al final, todos nos convertiremos en historias.
Margaret Atwood

Jacob Peter Gowy.

J. Allen St. John.

Henrique Alvim Corrêa.
Al final, todos nos convertiremos en historias.
Margaret Atwood
«Caminé tras ella con la idea de que era ella. Tenía frente a mí una nueva oportunidad de volver a enamorarla, aunque, quizá, creo que habría terminado cagándola de la misma manera. Yo seguía aferrándome al borde de unos viejos recuerdos. Cuando casi quería confesarle mi identidad, comprendí que mi turno en su estación lo había perdido para siempre, mientras que otro, ahora con boleto en mano, ocupaba mi lugar para posar sus labios en aquella boca que alguna vez me hizo tan feliz».
La memoria del olvido.
Atzin Nieto.
«Nos vamos a reír, porque usted siempre quiere pensar, mejor dicho, siempre quiere tener mis preguntas en sus manos y jugar con ellas, por eso no puedo ocultarle que cuando me decía que yo estaba enloqueciendo pensaba que lo decía por haber pasado toda la noche haciendo dibujitos con mis preguntas, y después de todo las preguntas no se perdieron gracias a usted, si hubiese sido por mí…».
Amanchándonos.
Antonella Ibáñez Vulcano.
«Yo me fui de la casa de mi abuelo porque ya nada fue igual y estaba harto de vivir en la esquina de una ratonera gris. Mi abuelo murió solo en su casa. Una vecina llamó a la policía porque el olor de su cuerpo putrefacto traspasó la puerta. Me llamaron para informarme que mi abuelo había muerto: un aneurisma cerebral. Yo lo negué. Te equivocaste de número, dije al sujeto que me llamó para notificarme el deceso».
A estas alturas del partido.
Jorge Meneses.
• DESCANSAMOS LOS MARTES •
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• MINIFICCIÓN •
Siempre quiso saber cuál sería su último día. Agobiado por la incertidumbre, el viajero construyó una máquina, atravesó el umbral del tiempo y se dio muerte.
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Bosón
Proviene de un científico, Satyendra Math Bose, físico hindú del siglo XX reconocido por sus trabajos de mecánica cuántica. Los bosones son el segundo tipo elemental del subpartículas, y su función es ser portadores de las fuerzas de interacción que experimentan los fermiones –ya que determinan la masa de otras partículas a partir de su interacción con éstas–. Se dividen en bosones escalares y bosones vectoriales –también llamados «de gauge»– debido a su comportamiento, donde el único escalar es el bosón de Higgs, mientras que los vectoriales son el fotón, el gluón y los botones W+, W- y Z.
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«El primer año en la institución psiquiátrica había sido horrible. No tanto por el trato —que no era malo— como por el terror constante a la noticia fatídica que acabaría con todo. Hasta que ésta finalmente se produjo: el bosón de Higgs se detectó en julio de 2012… y no sucedió nada. Todo siguió como hasta entonces: no hubo tempestades ni terremotos de proporciones cataclísmicas, ni erupciones volcánicas que cubrieran el mundo de humo y cenizas; ninguna pandemia barrió la vida de la faz de la Tierra. El Universo no se cerró sobre sí mismo, ni acabó de repente en una gigantesca explosión».
Anomalía. Miguel Santander.
• MINIFICCIÓN •
MADRASTRA EN LA VENTANA
LORENA ESCUDERO
De nada han servido estos años de educarla en el valor del trabajo en lugar de la frivolidad, de confiar más en su juicio que en el de mis propias hijas mentecatas, de servirle de moderno ejemplo de mujer capaz, desenvuelta patrona sin consorte. De nada han servido: allá va la tonta de Cenicienta al baile (se cree que no la veo), a entregarle su engrilletada sumisión al principe que le ofrezca el primer baile.
«La fantasía, aislada de la razón, sólo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos.«
Francisco de Goya
—¡No te atrevas a morder a Toto! ¡Deberías avergonzarte! ¡Tan grande y queriendo abusar de un perro tan chiquito!
—No lo mordí —protestó el León, mientras se acariciaba la nariz dolorida.
—No, pero lo intentaste —repuso ella—. No eres otra cosa que un cobarde.
—Ya lo sé —contestó el León, muy avergonzado—.
Siempre lo he sabido. ¿Pero cómo puedo evitarlo?
—No me lo preguntes a mí. ¡Pensar que atacaste a un pobre hombre relleno de paja como el Espantapájaros!
—¿Está relleno de paja? —inquirió el León con gran sorpresa, mientras la observaba levantar al Espantapájaros ponerlo de pie y darle forma de nuevo.
—Claro que sí —dijo Dorothy, todavía enfadada. —¡Por eso cayó tan fácilmente! —exclamó el León—. Me asombró verlo girar así ¿Este otro también está relleno de paja?
—No; está hecho de hojalata —contestó Dorothy, ayudando al Leñador a ponerse de pie.
—Por eso me desafilo las garras. Cuando rasqué esa lata, me estremecí todo. ¿Qué animal es ese que tanto quieres?
—Es Toto, mi perro.
—¿Es de hojalata o está relleno de paja?
—Ninguna de las dos cosas. Es un… un… perro de carne y hueso.
-El maravilloso Mago de Oz
(El León cobarde)
Lyman Frank Baum.
«Mi cuerpo brillaba tanto al sol que me sentí
orgulloso de él, y ahora no importaba que se me
deslizara el hacha, porque ya no podía
cortarme. El único peligro era que se me
oxidaran las articulaciones. Pero en mi casita
tenía a mano una lata de aceite y siempre me
lubricaba cuando era necesario hacerlo. Sin
embargo, llegó un día en que me olvidé de este
detalle y me sorprendió una lluvia. Antes de
darme plena cuenta del peligro, mis articulaciones se habían herrumbrado y quedé de pie en el bosque hasta que llegaron ustedes a ayudarme. Fue terrible mi sufrimiento, pero durante el año que pasé allí tuve tiempo para
pensar que la pérdida más grande que había
soportado era la carencia de corazón. Mientras
estaba enamorado fui el hombre más feliz de la
tierra; pero el que no tiene corazón no puede
amar, y por eso decidí ir a pedir a Oz que me dé
uno. Si lo hace, volveré a buscar a la niña Munchkin y me casaré con ella.
—Sin embargo —dijo el Espantapájaros—, yo pediré un cerebro en vez de un corazón, pues un
tonto sin sesos no sabría qué hacer con su corazón si lo tuviera.
—Yo prefiero el corazón —replicó el Leñador—,
porque el cerebro no lo hace a uno feliz, y la
felicidad es lo mejor que hay en el mundo».
-El maravilloso Mago de Oz
(El leñador de hojalata)
Lyman Frank Baum.