Metalenguaje.

Metalenguaje.

«Caminé tras ella con la idea de que era ella. Tenía frente a mí una nueva oportunidad de volver a enamorarla, aunque, quizá, creo que habría terminado cagándola de la misma manera. Yo seguía aferrándome al borde de unos viejos recuerdos. Cuando casi quería confesarle mi identidad, comprendí que mi turno en su estación lo había perdido para siempre, mientras que otro, ahora con boleto en mano, ocupaba mi lugar para posar sus labios en aquella boca que alguna vez me hizo tan feliz».

La memoria del olvido.

Atzin Nieto.

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Metaconciencia.

Metaconciencia.

«Nos vamos a reír, porque usted siempre quiere pensar, mejor dicho, siempre quiere tener mis preguntas en sus manos y jugar con ellas, por eso no puedo ocultarle que cuando me decía que yo estaba enloqueciendo pensaba que lo decía por haber pasado toda la noche haciendo dibujitos con mis preguntas, y después de todo las preguntas no se perdieron gracias a usted, si hubiese sido por mí…».

Amanchándonos.

Antonella Ibáñez Vulcano.

Metaficción.

Metaficción.

«Yo me fui de la casa de mi abuelo porque ya nada fue igual y estaba harto de vivir en la esquina de una ratonera gris. Mi abuelo murió solo en su casa. Una vecina llamó a la policía porque el olor de su cuerpo putrefacto traspasó la puerta. Me llamaron para informarme que mi abuelo había muerto: un aneurisma cerebral. Yo lo negué. Te equivocaste de número, dije al sujeto que me llamó para notificarme el deceso».

A estas alturas del partido.

Jorge Meneses.