Crascitar.

Crascitar.

«Esa misma noche se da a la tarea de clavar al muñeco en medio del campo de cultivo. Devuelve sus pasos de entre los sembradíos sintiéndose temeroso, siente que el muñeco cobra vida y sigue sus pisadas, gira rápidamente alumbrando con una linterna al espantajo. La figura sigue en su lugar, íngrima, con su alargado gesto. Solo el frío viento de la noche mecía las telas desgarradas de su vestimenta».

Espantapájaros,
Pedro Luna Creo.

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Confabulario.

Confabulario.

• MINIFICCIÓN •

Los corazones alados

Ana Ferrer

Había oído hablar de ellos, pero yo sentía que el mío era un nido. Un espacio hecho con ramas, que esperaba siempre a los heridos en otras historias. Hombres que venían buscando el sueño y dormían en mí por las noches, como invitados del reposo, con las constantes basales y las palabras revueltas en pesadillas. Y se despertaban a la mañana siguiente convertidos en cuervos con alas. Invencibles. Capaces de todo, menos de quedarse.

Confraternidad.

Confraternidad.

«—Quiero ver a los siete cuervos —contestó la niña sin temor—. Las estrellas me han dicho que vivían aquí.
—Es verdad —respondió el gentil enano—, pero en este momento mis amos han salido. Sin embargo, como no tardarán en volver, si quieres puedes pasar a esperarlos. Es posible que se alegren de verte, pero nunca reciben a nadie.
La niña no se hizo repetir la invitación y entró en el castillo. Cruzó el amplio vestíbulo, y el enano la condujo al comedor, donde se vio frente a una gran mesa puesta para siete cubiertos. Como después de su largo viaje la niña tenía hambre, dijo al enano:
—¿Podría servirme algo de lo que hay sobre la mesa? Estoy muy cansada y tengo hambre y sed.
—Sí —dijo el enano—. Come y bebe si quieres.
Y como la niña no quería privar a ninguno de los siete cuervos de su ración, probó nada más que un bocado de cada plato y bebió un sorbo de cada vaso.
Pero no advirtió que el anillo de bodas de su madre rodó de su dedo y cayó al fondo de uno de los vasos.
De pronto se sintió afuera un aleteo de pájaros y la niña se levantó presurosa.
—Escóndeme —dijo al enano—; no quisiera que tus amos los siete cuervos me vieran todavía.
El enano la hizo ocultar tras una cortina, y poco después se vio entrar por la ventana a los siete cuervos. Se posó cada uno junto a su plato, y comenzaron a comer. De pronto, uno de ellos exclamó:
—Parece como si alguien hubiera comido en mi plato y bebido en mi vaso.
—Pues, ¡y en el mío! —dijo otro—.
—¡Y en el mío, y en el mío! —gritaban todos los cuervos a un tiempo, en medio de un agitado batir de alas—.
Y cuando el último de ellos miró su vaso, advirtió que algo sonaba en el fondo del mismo. Miraron todos, y con gran sorpresa vieron en el vaso el anillo de bodas de su madre.
Primero se quedaron mudos de asombro. Pero en seguida comprendieron que aquello que parecía un milagro no tenía sino una explicación. Y dando grandes aleteos de alegría, comenzaron a gritar alborozados:
—¡Nuestra hermanita ha venido a buscarnos!».

-Los siete cuervos

Jacob y Wilhelm Grimm.

Liminalidad.

Liminalidad.

«Desde el tiempo de mi infancia no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude traer
mis pasiones de una simple primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pesar, no podría despertar
mi corazón al júbilo con el mismo tono;
Y todo lo que amé, lo amé solo».

EDGAR ALLAN POE
1809 – 1849

“Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.»

Fotografía por Klimbim

«Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.»
Y entonces el pájaro dijo:
«Nunca más».

Arte de Gregory Hartman

Todo lo que vemos o imaginamos, es sólo un sueño dentro de un sueño.»

Ilustración de Shawn Duarte

«¿Deseas que te amen?
Nunca pierdas, entonces,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser,
y aquello que simulas, jamás serás».

Pintura de Jack Morefield

“Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura.»