Sebastião Salgado
Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
Proverbio Árabe

Sebastião Salgado

Sebastião Salgado

Sebastião Salgado
Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.
Proverbio Árabe
«Desde el tiempo de mi infancia no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude traer
mis pasiones de una simple primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pesar, no podría despertar
mi corazón al júbilo con el mismo tono;
Y todo lo que amé, lo amé solo».
EDGAR ALLAN POE
1809 – 1849
“Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.»
«Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.»
Y entonces el pájaro dijo:
«Nunca más».
“Todo lo que vemos o imaginamos, es sólo un sueño dentro de un sueño.»
«¿Deseas que te amen?
Nunca pierdas, entonces,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser,
y aquello que simulas, jamás serás».
“Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura.»
«Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré… Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto… más alto… más alto! Y entre tanto los hombres seguían charlando placidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían… y se estaban burlando de mi horror! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… más fuerte… más fuerte… más fuerte!
—¡Basta ya de fingir, malvados! —aullé—. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!».
-El corazón delator
Edgar Allan Poe.