• MINIFICCIÓN •
Los corazones alados
Ana Ferrer
Había oído hablar de ellos, pero yo sentía que el mío era un nido. Un espacio hecho con ramas, que esperaba siempre a los heridos en otras historias. Hombres que venían buscando el sueño y dormían en mí por las noches, como invitados del reposo, con las constantes basales y las palabras revueltas en pesadillas. Y se despertaban a la mañana siguiente convertidos en cuervos con alas. Invencibles. Capaces de todo, menos de quedarse.
Que fuerte, pero muy cierto 100%
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Bueno, de todo hay en este mundo literario.
Gracias por tus comentarios Andy.
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