Ángeles Tibios.

Ángeles Tibios.

• PLUMA INVITADA •

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La Demonología, es una rama de la Angelología: los ángeles de dividen en buenos y malos, y éstos no son otros que los demonios.

Astarot.

Dentro de la gran batalla celeste entre los ángeles buenos y los rebeldes, hubo algunos que decidieron mantenerse neutrales, como acontece siempre en cualesquiera guerra o contienda civil; el jefe de los neutrales fue —y es— un demonio que luego ha sido muy famoso en todo Occidente, sobremanera en Bretaña francesa, y aún en Galicia: Astarot. Dijo que él no estaba ni por San Miguel ni por Lucifer, y Dios lo mandó con los derrotados al Infierno, pues en las Sagradas Escrituras se lee que Dios vomita a los rubios. Astarot, aparece con suma frecuencia en Galicia, y casi puede decirse que sea un demonio gallego. Se hace amigo de los ricos, le gustan mucho las recomendaciones, le chifla hablar, es muy apetecido de que le cuenten historias y, en consecuencia, ha sido visto en múltiples ocasiones. A ese respecto fue denunciado por la policía veneciana. Ustedes saben que la policía de Venecia, tan enseñada en el lengüeteo que se trae agua contra los muros palaciegos, ha sido la más secreta que hubiera en el mundo. Había gente que denominada oídos, muy especializados, a quienes educaban para oír determinados rumores, o ciertas palabras significativas. Esto se demuestra por Anatomía, pues es cosa demostrada que a los tales les crecía de tal forma la oreja que mismo parecía bocina del gramófono «La Voz de su amo». También viene en ayuda la Numismática, puesto que, en la mejor época de la SerenissimaReppublica, los policías utilizaban la famosa medalla de Astarot, mejor de oro que de plata, y que es una culebra enroscada sobre sí misma, toda ella contrapunteada de pequeños oídos.

Álvaro Cunqueiro.

Augurio en la batalla.

Augurio en la batalla.

• MINIFICCIÓN •

La otra batalla

John Aubrey

Antes de la batalla de Filippi, dos águilas riñeron en el aire, sobre ambas tropas. Todos los soldados, sin moverse, siguieron el desarrollo de la riña. Finalmente, el ejército vencido fue aquel que estaba del lado del águila derrotada.

Recuerdos de guerra.

Recuerdos de guerra.

«No era el mismo uniforme que había llevado en la guerra entre los estados. En realidad, no había sido general en esa guerra. Probablemente había sido soldado raso; no recordaba lo que había sido; de hecho, no se acordaba para nada de esa guerra. Era como sus pies, que ahora colgaban marchitos al final de él, sin que los sintiera, cubiertos con la manta azul grisáceo que Sally Poker había tejido cuando era una niña. No recordaba la guerra entre Estados Unidos y España en la que había perdido un hijo; ni siquiera se acordaba de su hijo. Le traía sin cuidado la historia porque esperaba no volver a verla jamás. En su cerebro, la historia estaba relacionada con procesiones, y la vida, con desfiles, y a él le gustaban los desfiles. La gente siempre le preguntaba si recordaba esto o aquello; una monótona y negra procesión de preguntas sobre el pasado. Había un solo acontecimiento del pasado que tenía alguna relevancia para él y del que le interesaba hablar: había ocurrido doce años atrás, cuando recibió el uniforme de general y acudió al estreno.»

-Encuentro tardío con el enemigo

Flannerey O´Connor

Recuerdos bélicos.

Recuerdos bélicos.

«La estampa física del alemán que le estaba hablando ya sobre los detalles de su trabajo, resucitaba el inmediato pasado, su pasado de soldado francés, de desesperado combatiente en la batalla de Flandes, con la cartuchera vacía, el fusil inútil al hombro, el casco despedazado, las botas destrozadas y llenas de fango, la chaqueta desgarrada, rendido de sueño y de hambre, fugitivo por los bosques y los caminos, mientras arriba en la límpida atmósfera del cielo cruzaban los aviones alemanes, dejando caer incansablemente una lluvia de fuego. Recordó a los compañeros caídos, a aquel muchacho enloquecido que levantaba los brazos entre la floresta, al paso de los bombarderos, gritando que se le matara para no ver la derrota de su patria, ya los soldados llegando, transidos de fatiga, a las grandes barcazas que los esperaban en Dunkerque».

-Victoria al atardecer

Hernando Téllez.

Collins dice que se inspiró en otra cosa.

Collins dice que se inspiró en otra cosa.

«—Yo tampoco estoy de acuerdo en que los niños lo vean —casi gritó Karl, sobresaltando a sus invitados—. Pero tenemos que admitir que todos tendrán que enfrentarse a los juegos cuando lleguen a los diez años.
—¿Los juegos siempre han existido, papá? —inquirió el hijo mayor, de unos dieciséis años, quien había perdido el brazo izquierdo en los juegos, tratando de ganarse el derecho a seguir viviendo.
—Ya tienes edad para saberlo —comenzó Karl—. Antes las cosas eran de otro modo. Si los incapaces, los imbéciles, los débiles y los indisciplinados eran eliminados, era luego de un proceso de muchos años, en los cuales se desperdiciaba la educación que les proporcionaba el Estado, los alimentos, el aire mismo. Los juegos nacieron para acelerar este proceso.ya éramos demasiados en el planeta y era necesario depurar la especie. En realidad, los juegos sólo han existido desde hace veinte años».

La pequeña guerra.

Mauricio-José Schwarz.

*Este cuento mexicano se publicó en 1984, mucho antes que Los juegos de hambre.