«Observar es olvidar el nombre de aquello que observamos».
Paul Valery
• CAMARITA, ¿ESTÁS AHÍ? •
📷
Ng Weijiang
Collage
Blanco y Negro




«Observar es olvidar el nombre de aquello que observamos».
Paul Valery
• CAMARITA, ¿ESTÁS AHÍ? •
«Saqué unas medias negras de mi maleta y ella volvió a hablar: “no puedes llevar medias. Y si no te dejan pasar, ni modo, tuviste la intención”, me dijo.
Tiré a un lado las medias y tomé una toalla. Fui al baño a rasurarme las piernas: no había demasiado tiempo para buscar más opciones.
Saqué los zapatos y me preparé a dormir después de saber que tampoco podría llevar bassier porque tenía varillas. Yo dormí. No recuerdo que soñé, sólo recuerdo que sentía mucho coraje y planeaba lo que haría si no podía entrar».
No tiene que ser perfecto.
Salma Anjana.
«Mario, la pareja de Teresa, a quien apenas he visto un par de veces, es neurólogo y neurocirujano. Trabaja con animales, los trepana, les coloca nódulos que se conectan a una o varias máquinas y estudia el deseo y la pérdida, si es que he entendido bien lo que hace, porque también es posible que no lo haya entendido y que él haga otra cosa. Pero, de que trepana cabezas, las trepana, estoy seguro. Tan seguro como de que Felipe, la última vez que lo vi, me dijo que la ceniza tiene voz, que si uno escribe con un carbón, no es la voz de uno la que habrá de leer quien mire el texto».
Trepanación de la ceniza.
Emiliano Monge.
«Me senté entonces a llorar sueños y miedos para reunir los pocos trozos que me quedaban de mí. Después corrí directo a un pequeño supermercado. El de seguridad no me sacó. Busqué un espejo y vi que no me reflejaba. Eso significaba poco, en los últimos días me costaba mucho trabajo reconocerme».
Indocumentado.
Edgar Omar Avilés.
• DESCANSAMOS LOS MARTES •
🍸
• TRIADAS •
🍸
AFORISMOS
«Recordar es un proceso de retoque, evocar el pasado es una oportunidad para tener la vida que te dé la gana».
Muamar Kadafy
«Ella sobrevino entonces trajeada de luto, de un luto copioso. Su color mestizo estaba apenas encerado por el miedo, por el contraste del tocado y el velo, por la decisión largamente pensada que traía a la audiencia. Tenía una tez a un tiempo olivácea y vítrea, con pequeñas excoriaciones más claras, como un maniquí que empieza a deteriorarse, y unos ojos que no la obligaban a mirar. Se sentó rectamente en una de las sillas de los vareadores y se mantuvo tiesa, con la pesantez ordinaria de los lienzos que la cubrían y el hierático paralelismo de sus dos piernas rígidas, hechas a profusión de carbonilla. El año y meses transcurridos desde la muerte de su hijo daban a ese luto una intención proselitista, y Basilio —que no la veía desde que fuera preso— sintió el efecto deliberadamente hostil de aquella indumenta y algo dentro de él se desalentó por lo que restaba del careo».
-El careo
Carlos Martínez Moreno.
«“Algún día te voy a contar lo que pasó aquella noche absurda en que Dorita me baleó, y vas a tener, como yo, la sensación de que todo estaba escrito”. Me animé entonces a preguntarle si en aquel momento, herido y en busca de auxilio, no lo había llenado la idea de la muerte. Siempre he tenido la manía de espiar cualquier rastro de esa idea dominadora, referida por un sobreviviente. En los hospitales o en cualquier otro lado.
—¿Pensaste que te morías? ¿Lo pensaste con claridad, serenamente, o te achicaste de golpe?
Escribió que no, que no había pensado en morirse; que sólo había pensado, mientras se apretaba con una mano la cara y sentía correr la sangre entre los dedos, que iba a perder todos los dientes, y que ninguno de ellos estaba picado.
Me quedé en silencio, y tuvo la impresión de que me defraudaba.
“Frivolidades de los Momentos Supremos”, escribió a modo de disculpa».
-El salto del tigre
Carlos Martinez Moreno
«La chica frunce el hociquito pero acaba de contarte algo, ¿qué acaba de contarte?, y tú nada, tú te compadeces, porque tú no has tenido jamás necesidad de contar nada a nadie, tú has sido tan sencillo y tan fácil y tu muerte fue tu única cosa complicada y difícil y tu gesto de esa foto del restaurante dice que Manfredo vivía para escuchar a los demás, para atender a los demás y ése solo, ése solo entre las muchas fotos ha sido, amor mío, el gesto que me cuenta, que contará a tus hijos, que dirá a todos tu verdadera biografía».
-Biografía
Carlos Martínez Moreno.
• DESCANSAMOS LOS MARTES •
🍸
En breve…
Son presagios los adagios y en ellos la verdad es cautelosa. Se dicen con frecuencia por ahí y aunque con mucha astucia poco se les antela. Son morales, son sinceros; son el cielo acometido y corto que palmea la bola de la vida. Son presagios que conocen cuán tortuoso o claro es el vivir. Son sencillos, tan comunes y tan sabios que su rusticidad se torna auténtica.
Son la túnica del tiempo, son el deponer de sus acciones. Ni rebuscamiento, ni artificio; son lo que son y nada más.
Marco de Mendoza
🍸