Derretir.

Derretir.

• MINIFICCIÓN •

En el desierto.

César Zazueta

Habían bajado caminando desde el Alpen Zoo: una hora de camino.
Tomados de la mano, recargados sobre el barandal a mitad del puente, mirando al río correr.
“Inn” debe ser como en inglés, “posada”, “parada”. “Bruck” en alemán suena a “puente”. ¿O será en río Inn y el nombre Puente del Inn?
—Háblame del desierto —le pidió Miriam.
—¿Qué? —preguntó Felipe— Estaba distraído.
—Háblame del desierto. ¿Es como “Viento Negro”, aquella película que vimos en el Cine Variedades?
—Sonora es un país lejano, inmenso: eso es el desierto. ¿Pero por qué siempre que ves agua piensas en el desierto? Cuando vivamos en Cananea te vas a hartar de tanto ver cerros pelones, de andar por los caminos en medio del desierto. Aunque en la tarde, a la hora del crepúsculo…
—Debo traerlo en la sangre, Felipe. Son una judía recién casada. ¿Qué en la luna de miel no tiene uno derecho a ponerse melancólico?
Miriam continuaba inclinada mirando el río que huía. Felipe la miró. Fijó en sus ojos, para siempre, el hermoso perfil de la mujer inclinada mirando el agua correr.
Al fondo, a los lados, las montañas del Tirol, verdes y azules, completaban el paisaje de tarjeta postal.


RECOMENDACIÓN DEL BLOG


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El desierto.

El desierto.

En el desierto arden las penas / de los hombres cansados
No existe el horizonte
Más allá de lo visto reside / la tristeza de la arena
¿Dónde levanta el viento / su vestido de sed?
A mitad del desierto / nacen los sueños de la sombra
Todo es posible

Desierto IV, Mario Bojórquez.

Mística Desértica

El interrogador de la Esfinge
Elihu Vedder

El desierto dorado
Brad Kunkle

El interrogador de la Esfinge
Ben Tankard

Apocalipsis
Manfred Höning

El desierto
Gustave Guillaumet

Paisaje desértico con cactus, jerbos y armadillo
Edmonston & Douglas

Cristo en el desierto
Iván Kramskoy


RECOMENDACIÓN DEL BLOG


Todo es distante en el Desierto.

Todo es distante en el Desierto.

«Sólo queda en mención un cuadro a la deriva, en realidad el seco resultado lastimero que desdice papeles: una pastelería de desperdicios y un mezcla de hedores agridulces que el aire del desierto arrastraba despacio removiendo también algunas trizas. Un vaho de pestilencia como fruto mendaz de lo que no sería sino ilusión y tregua todavía por cumplirse. Pero ni un alma aquí ni en perspectiva dentro del panorama desgraciado, solamente de hinojos y casi en engarruñe estaba Juan Ruperto llorando inconsolable como un niño que ha recibido golpes sin piedad de un padre gordinflón: de brazos chuletones… Quienes lo vieron hecho un estropicio, desde alguna ventana o varias: lejos, ahora andan diciendo que nunca antes en Charcos de Risa habían visto a un fulano llorar tanto: Fue un llanto muy ruidoso y duradero, aunque es puro decir, porque el día que siguió más bien fue casi nulo: la gente durmió en grande, o sea: ¡a la fregada todos los trabajos!
Por lo demás, ¡caray!, el mundo continuaba… ¿O renacía tal vez?
Mera casualidad o mero pasatiempo».

La averiguata, Daniel Sada.


RECOMENDACIÓN DEL BLOG


Lo que incauta el desierto.

Lo que incauta el desierto.

«Le lleva unos segundos recuperar el aliento, pulso y plena conciencia de la extensión inabarcable de arena rojiza que lo rodea. Por primera vez, le parece peligrosa. La parálisis del desierto es un disfraz, una fachada tras la que se oculta un entramado prehistórico de túneles sobrepoblados de alimañas, piensa. Se enjuga el sudor con la manga de la camisa y recuerda que en Nueva York es invierno; más bien, recuerda haber leído en la carta de L. C. que en Nueva York es invierno. Desde que se mudaron, apenas registra el paso del tiempo».

Famous blue raincot, Aixa de la Cruz.


RECOMENDACIÓN DEL BLOG


Lo que subraya el desierto.

Lo que subraya el desierto.

«Fue entonces cuando Baegert pudo ver con claridad que él era guaycura. Que el temor por él experimentado ante ese mundo nuevo lo disimulaba muy bien el asombro y sus vaivenes expresivos, entre la crítica implacablemente religiosa y el regodeo imagínico de tonalidades poéticas. Que su estatura intelectual y su vanidad europea le habían impedido verse reflejado en los modelos indígenas: corría también descalzo entre los cerros, comía una hierba aquí u otra más allá, no podía armar un breve discurso, era ágrafo, estaba lleno de temores a los caballos y a los rifles de los soldados del presidio, era mentiroso, piojoso, desentendido de sus hijos, polígamo, etc… ¡Qué espejo tan primitivo y tan moderno!».

Charcos de polvo lunar,
Raúl Antonio Cota.


RECOMENDACIÓN DEL BLOG


Escuchar a la arena.

Escuchar a la arena.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

🍸

SE DICE QUE… 💭

«Cuando en medio del desierto escuches a un grano de arena narrar la historia de cada grano de arena, sabrás que al fin te has convertido en un oído infinito».

⚜ El desierto

Edmond Jabès

… 💭

🍸


RECOMENDACIÓN DEL BLOG


Sobre robos.

Sobre robos.

XIV

•La ley de Herodes. Jorge Ibargüengoitia.
•Esta flor. Katherine Mansfield.
•Casa tomada. Julio Cortázar.
•El almohadón de plumas. Horacio Quiroga.
•Macario. Juan Rulfo.
•Tocayos. José Donoso.
•El otro yo. Mario Benedetti.
•Magia. Katherine Anne Porter.
•Mejor que arder. Clarice Lispector.
•Flores para Marjorie. Eudora Welty.
•Debajo de las estrellas. Hernando Téllez.
•Matar a un niño. Stig Dagerman.
•El aliento del cielo. Carson McCullers.
•La primera herida. F. Scott Fitzgerald.
•El mentiroso. Elena Garro.
•Un par de medias de seda. Kate Chopin.
•Dios ve la verdad, pero no la dice cuando quiere. Doris Lessing.
•Profesor miseria. Truman Capote.
•La voluntad de ser feliz. Thomas Mann.
•El cuento envenenado. Rosario Ferré.