En nombre del padre.

En nombre del padre.

«La religión está en el corazón y no en las rodillas».
Douglas William Jerrold

El árbol de la vida
Ignacio de Ries
La donación
Óscar Alzaga
Adán y Eva leyendo el diario
James Montgomery Flagg
Defensor
Kate Capato
Pascua
Armand Serrano
Noe y el arca
Jean-Michel Trauscht
Las caras del diablo.

Las caras del diablo.

«Lo llamaron Mandinga por el diablo. Al diablo lo había visto muchas veces, de muchas formas. Cuando iba a visitar a su tío el cura y no había gente en la iglesia. La sacristía parecía más grande y más penumbrosa. Se detenía frente a las imágenes de bulto de las Vírgenes y de los Santos. En la escasa luz veía aparecer y borrarse las figuraciones de los cuadros oscuros. Había animales también en aquellas imágenes. Un perro que acompañaba a San Roque, un pescado grande y azuloso que tenía Tobías en la mano. Y aquella culebra oscura que pisaba la Virgen con su pie descalzo. Su tío se las explicaba. La culebra era el diablo. Y también lo era aquel animal tan raro, con cuerpo de lagarto, larga cola de toro y cabeza de perro, que San Miguel hería con su lanza».

-El milagro

Arturo Uslar Pietri

Tentaciones de pecado.

Tentaciones de pecado.

«—Vamos a ver. Es Macacha. La del zanjón. Se le murió el tripón. La castigó Dios.
—Ave María Purísima —decía una mujer encendiendo una vela y corriendo hacia el grupo.
—¡Ay mi hijo! Yo sabía que me iba a pasar. Si yo cuando pasaba por la casa de esos protestantes les hacía la cruz como al diablo. Si yo nunca me quise acercar. Yo sabía que otros iban. ¡Pero yo no! ¿Que por qué no te asomás a ver nada más Macacha? San Miguel Arcángel me ampare. Yo ¿cuánto? ¿Que por qué no entras un saltico, que lo que hacen es cantar unas canciones y te dan un real? Pero yo nunca. Pero de la tentación del diablo y cuando regresaba al mediodía para la casa voy y me meto.
Era la misma historia repetida a la puerta de cada rancho, pero todos los que la volvían a oír abrían grandes ojos de asombro, se persignaban y apretaban las manos sudorosas.
—Dios nos ampare y nos favorezca».

-Los herejes

Arturo Uslar Pietri

Ávidas Confesiones.

Ávidas Confesiones.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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LOCUTORIO

Ahí donde se esconde el diablo, donde anida lo insondable, donde el corazón se vuelve paja y la mente su penumbra; ahí están sus secretos: violentos, fugaces, insípidos incluso. Insano oprobio. Palabrería santurrona y superfluas evidencias comulgan para evidenciar el llamado pecado. No hay santidad, sino bruma carcomiéndose los recuerdos que cargan saña, violencia o coraje. Perdones malsanos sin poder; nadie es deudor. Todos se levantan en paz con una penitencia absurda que será olvidada al cerrar aquella puertecilla insulsa, donde ávido de placer, se esconde el diablo.

Marco de Mendoza

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