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Cartas sin entrega.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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Las pasiones también terminan.

Recorrí tu cuerpo enaltecido, sofocante y ansioso, como lamer un dulce que de niño ansias. Era ocaso y plenitud. Perfección en mi pequeño sediento mundo.
Éramos dos polinizando nuestros centros, de savia, de placer bruto y perenne, como Eracles, fuertes; como bandidos, astutos. Más yo era Eros pero tú no Psyché.
Las pasiones también terminan, y se sabe, como se sabe que el sol tiene su ocaso y las aves un nido a tiempo; como se siente cuando el corazón se expande y se agita ante su arritmia.
Las pasiones también terminan, cuando el sendero es otro, cuando la mentira tiene poder y fulmina. Las pasiones como está, terminan, sobre todo cuando han estado más ligadas a la razón, que al corazón. Tristeza insolente.
Las pasiones terminan, cuando no son tus labios los que inflamados derriten a los míos, potentados. Hay pasiones que en cambio no terminan, cuando se vuelven vida. Pero vida, tú, ya no eres mi vida.

Marco de Mendoza

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Y tú, ¿quién eres?

Y tú, ¿quién eres?

SE DICE QUE… 💭

«Sólo hay dos clases de gente hoy en día sobre la tierra; sólo dos clases de gente nada más, os lo aseguro. Y no precisamente los buenos y los malos pues ya todos saben que los buenos son medio malos y los malos, medio buenos… ¡No!, las dos clases de gente que hay sobre la tierra son: la gente que se yergue y la gente que se inclina».

⚜ Custer y otros poemas

Ella Wheeler Wilcox

… 💭

Abrázame.

Abrázame.

• DESCANSAMOS LOS MARTES •

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• Necesidad •

Necesito tus piernas donde enrredarme.
Como suave pálpito que me condena a ti, a tu piel condenada.
Necesito me respires, ansiedad y poder. Encendiendo mi alma, que encandila y provoca. Que vivaz me cautives.
Necesito tu piel, seda adictiva que me envuelve y me atrapa, que me vulnera.
Necesito tus manos, alineándose a las mías, como piezas perfectas de un sin fin rompecabezas. Sin cordura, sin pasados, cual eternos sonidos de viento.
Necesito tus labios devorando los míos, devorando humedad; su pasión y desquite.
Necesito de todo y en este mi avío, a ti, mi primaria necesidad, como beligerante deseo, siempre a ti.
Ferviente veneno hiel, que amo y me mata de amor. Porque no es que me muera sin ti, es que vivir sin ti ya no quiero.

MARCO DE MENDOZA

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