«Durante la comida sin gracia, Aránzuru miraba sol y llovizna en la ventana, oyéndola masticar. Luego supo que no estaba equivocado. Un rápido amor en el borde de la cama. Después la mirada, los ojos sin amparo antes de la súplica húmeda:
—Quiero ir a Ibiza, tengo que ir. Y no tengo dinero. Ay, amor, si pudieras ayudarme.
—¿Ibiza? —preguntó él sabiendo que trampeaba—. Ibiza. Vamos juntos.
—Es que yo… La verdad, tengo un compromiso.
Aránzuru dejó la cama, tanto semen perdido, y fue a sentarse al escritorio.
Desnudos los dos, casi ridículos. Ella empezó a vestirse.
—Siempre fuiste una puta y estuve loco por ti, porque nunca tropecé con una puta tan puta. Dime cuánto quieres o quiere tu nuevo macho. Te hago el cheque».
-Maldita primavera
Juan Carlos Onneti.