Maullido territorial.

Maullido territorial.

• MINIFICCIÓN •

La gata que se sentó en la alfombra del perro.

Mariángeles Abelli Bonardi

 Se acuesta; aún está caliente. Tiene su olor y el del último hueso que royó. Con la punta de la cola, acerca el ovillo y juguetea… Para una oreja: nada. Mira de reojo: nadie. Nada ni nadie: él se ha encargado…

Maúlla de satisfacción, casi como pensando en voz alta: «La alfombra, tu alfombra, es mía

Anuncio publicitario
Felino adusto.

Felino adusto.

«El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinacia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo (quiero confesarlo ahora mismo) por un espantoso temor al animal».

-El gato negro

Edgar Allan Poe.