Hechos fortuitos generan teorías erróneas.

Hechos fortuitos generan teorías erróneas.

«Me armé de valor, fingí no advertir el escorpión que aún se debatía en mi plato, lo comí distraídamente junto con el huevo y hasta pasé la corteza de un pan para no dejar ni una pizca de huevo y escorpión. No resultó tan repugnante como temía. Un poquito ácido tal vez, pero esta sensación puede deberse a que aún yo no tenía el paladar acostumbrado a la ingestión de escorpiones. Con el último bocado, sonreí, satisfecho. Después pensé que la quitina del escorpión, más dura de lo que yo hubiera deseado, podría caerme indigesta, y con delicadeza, para no ofender al resto de los escorpiones, bebí un vaso de sal de frutas».

Para defenderse de los escorpiones,
Fernando Sorrentino.

Minientrada

Nunca más.

• MINIFICCIÓN •

Estocada final

Marco de Mendoza

Otilia levantó alto su mano, y con fuerza dio una estocada final. Nunca había toreado a un animal así, se caía sin fuerzas, pero no iba a dejarse vencer ante aquella bestia infame y retorcida. Limpió sus lágrimas con dolor; sentía que el cuerpo se le iba resquebrajándo por cada hueso. La respiración agitada y el miedo no se disipaban a pesar de haber terminado ya con aquel suplicio. Luego, tiro el cuchillo sobre el piso ensangrantado y yéndose, se juro que nunca volvería a permitir que otro hombre como aquel, la golpeara una vez más.