
«El corcho saltó en el momento preciso en que entraba la madre con cinco copas de champán en una bandeja. ¿Qué se festeja?, dijo la abuela. Un casamiento, dijo la madre. ¡Un casamiento! La abuela, muy emocionada, juntó las palmas a la altura del pecho. ¿Vos sos la novia?, le dijo a Griselda. Sí, abuela, dijo Griselda. Ay, hija, daría cualquier cosa por estar en tu lugar. Griselda se rió. No te rías, hija, vos todavía ni te imaginás lo que es estar entre los brazos de un hombre que te hace volar por… ¡Por favor!, dijo el padre, hacé callar a tu madre y brindemos de una vez. Llenó las copas. ¡Leo!, llamó la madre. Le dio una copa a Griselda y otra a la abuela que ahora explicaba lo que es sentir las manos de tu hombre en las partes más prohibidas de… ¡Por favor, mamá!, la interrumpió la madre, tranquilizate un poco que tenemos que brindar».
-𝐀𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐛𝐨𝐝𝐚
𝐋𝐢𝐥𝐢𝐚𝐧𝐚 𝐇𝐞𝐤𝐞𝐫