Minientrada

Segunda Madre.

• MINIFICCIÓN •

Plegaria.

Jorge Luis Borges

Cuando murió mi abuela, quien jamás había dicho malas palabras, todos estábamos tan compungidos, tan tristes, y preocupados, que tratábamos de que la asistiera un doctor más, de la decena que ya le pronosticaba el final, o el tránsito como dicen los sacerdotes y la transmutación, como afirman los brujos. Y la abuela nos trataba de ver con sus luminosos ojos de ciega, sin articular palabra, hasta que de pronto alzó su voz —habitualmente dulce—, para despedirse: “¡Carajo, déjenme morir en paz!” Y murió, si no en santa paz, al menos reconfortada con su última plegaria.

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