
«Grité que volvieras. Y volviste. No eras el mismo. Ojos sin luz. Quijada rota. Me asusté. Ahora sí alzaron los cuervos el vuelo. Perecía el sereno. Entonces los hombres de paja me hablaron, esos que ahuyentan a las aves y no las dejan volver. Y lo supe: debí pactar con la bruja, pero me resistí. Te deseé como antes, por eso no tuve de otra. Y no sé si el diablo me lo perdonó. Porque aquí abajo sólo calan los huesos y ya nadie huye del sereno».
El sereno.
Diana Isis del Hoyo Cortés.
¹ Devil like you, Gareth Dunlop.