• MINIFICCIÓN •
Acuse de recibo
José Manuel Dorrego
Había escrito cien veces: Te quiero. Escribió con trazo firme, caligráfico. Con esa paciencia y minuciosidad que ponen los náufragos en todo lo que emprenden, intuyendo que, probablemente, cuanto les queda es todo un pasado por delante. Escribió un «te quiero» por hoja, una botella por papel, un mensaje por botella: cien botellas en total. La respuesta llegó dos meses después arrastrada por las olas hasta la orilla, dentro de otra botella. El mensaje era claro, conciso, breve y letal: No insistas, decía.