Penitencia III

Penitencia III

«Y nunca más habló ni una palabra, con nadie. Tampoco nosotros hablábamos de él. Sólo se pensaba en él. No, de nuestro padre no podíamos olvidarnos; y si, en algunos momentos, hacíamos como que olvidábamos, era sólo para despertar de nuevo, de repente, con su recuerdo, al paso de otros sobresaltos».

La tercería orilla del río,
João Guimarães Rosa.

Enmudecer.

Enmudecer.

• MINIFICCIÓN •

Flores Mudas II

Andrea Bernal Ortega

En el frío de la madrugada, el rocío bañaba las flores. Una mujer que paseaba por el jardín parecía que les preguntaba:
—¿Será ella la más hermosa de la montaña?
En medio de cada pregunta tomaba las flores y pudo notar que las flores que no olían. Eran mudas.