¡No se puede poseer la belleza!

¡No se puede poseer la belleza!

«Era una belleza de mariposa a la cual tan bien le queda el vals, el revoloteo por el jardín, la risa, la alegría, y la que no concuerda con una idea seria, ni con la tristeza, ni con la paz; y bastaría, al parecer, que un fuerte viento corriera por el andén o que cayera una lluvia para que el frágil cuerpo se marchitara de golpe y su caprichosa belleza se expulsara como el polvillo de las flores».

Las bellas, Antón Chéjov.

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