Sin excusas.

Sin excusas.

«La excusa que se dio a sí mismo para probarlo fue lastimosamente tópica. Algo así como que, llegado a cierto punto, todo creador necesita desarrollar sus facultades parapsicológicas si quiere ir aún más allá. ¡Qué grandes performances habría creado si pudiera leer la mente del público! La retroalimentación perfecta, el bucle divino…»

El performance de la muerte.

José Miguel Sanchez Gomez.

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Ablación divina.

Ablación divina.

«Al niño, días antes de que empiecen los festejos, lo castran. El dios que se encarna en él durante la celebración exige un cuerpo de hombre -aunque los niños no suelen tener más de siete años- sin la mácula de los atributos masculinos. Así que los padres lo entregan a los médicos de la fiesta o a los barberos de la fiesta o a los sacerdotes de la fiesta y éstos lo emasculan y cuando el niño se ha recuperado de la operación comienza el festejo. Semanas o meses después, cuando todo ha acabado, el niño vuelve a casa, pero ya es un castrado y los padres lo rechazan. Y entonces el niño acaba en un burdel. Los hay de todas clases, dijo el Ojo con un suspiro. A mí, aquella noche, me llevaron al peor de todos».

-El Ojo Silva (Putas asesinas).

Roberto Bolaño