Agrietar.

Agrietar.

• MINIFICCIÓN •

La última guerra.

Victoriano Alejandro Ordorica

No obstante los millones de años luz pasados, los astros en sus cuitas espaciales aun la recuerdan. A uno de ellos, que lucia la esclavitud circundante impuesta por un anillo de mágicos resplandores, le oi decir: nació del cosmos y la amamantaron las estrellas. Cuando niña conoció la tranquilidad pero ya adolescente la carimarcaron con bombas. De adulta en su piel sintió el terrible ardor de la explosión nuclear, pero más le dolió la incomprensión y el odio. Murió resquebrajada y con decepción profunda. Desde su muerte el día no existe pues la tristeza enfrió el sol. Siempre hay noche, luto eterno, negro terciopelo pegado a aire. Eso hizo el hombre con la Tierra —acabó diciendo entre los sollozos que caían de su cielo.

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