
«Un día la loba se enamoró de un joven que había sido soldado y segaba el heno con ella en las tierras del notario; pero lo que se llama enamorarse; sentir que las carnes le ardían bajo el fustán del corpiño, y sentir, mirándolo a los ojos, la sed que se siente en las horas calientes de junio en el fondo de las llanuras».
La Loba.
Giovanni Verga.