
«Diego se paseaba por su cuarto enseñando su cuerpo duro y flaco. Pareces una muertita, me había dicho un rato antes, y yo había intentado moverme y hacer ruidos y pasarla bien. Nada funcionaba, aunque el me besara en los lugares en los que nadie más presta atención, como en los párpados y en interior de las muñecas».
El fin de semana estaré bien.
Liliana Colanzi.