No sangra jugos dulces todavía.

No sangra jugos dulces todavía.

«Al parecer, el principal objetivo en la vida de Thea era hacer desgraciados a sus contemporáneos. Había contado una mentira sobre otra niña, en relación con un niño, y la chiquilla había llorado y casi tuvo una depresión nerviosa. Ted no podía recordar los detalles, aunque sí había comprendido la historia cuando la oyó por primera vez, resumida por Margot. Thea había logrado echarle toda la culpa a la otra niña. Maquiavelo no lo hubiera hecho mejor».

La perfecta señorita.

Patricia Highsmith.

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Su boca no estaba madura.

Su boca no estaba madura.

«La única manera de salir de aquel lugar era engañarlos, se dio cuenta Laura, así que empezó a complacerlos, gradualmente. Se le permitiría irse, decían, a condición de que regresara con Eddie. Pero logró sacarle a uno de los doctores una declaración firmada –ella insistió en tenerla por escrito– de que no iba a tener más hijos, lo cual quería decir que tenía derecho a tomar la píldora».

Esos horribles amaneceres.

Patricia Highsmith.

Los ojos repletos de gas neón.

Los ojos repletos de gas neón.

«El matrimonio se celebró en una iglesia en presencia de familia, amigos y vecinos, puede que incluso tuviera a Dios como testigo, ya que, desde luego, Él estaba invitado. Iba toda de blanco, aunque ciertamente no era virgen, dado que estaba embarazada de dos meses y no del hombre con quien se casaba».

La prostituta autorizada o la esposa.

Patricia Highsmith.