Monstruos que sí son monstruos.

Monstruos que sí son monstruos.

• MINIFICCIÓN •

La luz de la inocencia.

Marco de Mendoza

Todas las noches arrimaba una vela a su cama para evitar dormir a obscuras, para lograr aliviarse del monstruo que la acechaba casi cada noche. Aquel día estaba decidida, iba a llenar a ese monstruo de luz. La puerta se abrió, el monstruo se acercó y sigiloso, se metió en su cama. Ella temblaba, y entre un llanto mudo tomó la vela con fuerza, el monstruo recorrió con sus ásperas manos sus inocentes piernas tiernas; ella tembló aún más. De pronto, la luz, mucha luz y gritos, muchos gritos. El monstruo terminó en el hospital con quemaduras de tercer grado, el monstruo desapareció y nunca volvió. Lucecita ahora duerme a obscuras. No quiere que ningún monstruo encuentre el camino a su cama, nunca.

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