
«Interrumpió su lectura una conmoción en la casa, como si hubiera caído un objeto pesado. El lector soltó el libro, salió corriendo de la habitación y subió velozmente las escaleras que conducían al dormitorio de Fleming. Intentó abrirla puerta pero, contrariando sus instrucciones, estaba cerrada. Empujó con el hombro con tal fuerza que ésta cedió. En el suelo, junto a la cama en desorden, vestido con su camisón, yacía Fleming moribundo.
El médico levantó la cabeza de éste del suelo y observó una herida en la garganta.
—Debería haber pensado en esto —dijo, suponiendo que se había suicidado.
Cuando el hombre murió, el examen detallado reveló las señales inequívocas de unos colmillos de animal profundamente hundidos en la vena yugular.
Pero allí no había habido animal alguno».
-La alucinación de Staley Fleming
Ambrose Birce.