«Hubiera podido vivir más que discretamente con su dinero si, por la compra de tantos y tantos libros que le ocupaban desordenadamente la casa, no se hubiera endeudado. Al no poder comprar más libros nuevos, había releído los viejos, volviendo a masticarlos uno por uno, desde la primera hasta la última página. Y como aquellos animales que, por defensa natural, asumen el color y las cualidades de los lugares y de las plantas donde viven, así poco a poco se había vuelto casi de papel: el rostro, las manos, el color de la barba y del pelo. Descendida, dioptría por dioptría, toda la escala de la miopía, hacía unos años que parecía realmente comerse los libros, incluso materialmente, acercándoselos tanto al rostro para leerlos».
-Mundo de papel
Luigi Pirandello.