
En la telepantalla sonaron las catorce. Winston tenía que marchar dentro de diez minutos. Debía reanudar el trabajo a las catorce y treinta. Qué curioso: las campanadas de la hora lo reanimaron. Era como un fantasma solitario diciendo una verdad que nadie oiría nunca. De todos modos, mientras Winston pronunciara esa verdad, la continuidad no se rompía. La herencia humana no se continuaba porque uno se hiciera oír sino por el hecho de permanecer cuerdo. Volvió a la mesa, mojó en tinta su pluma y escribió:
Para el futuro o para el pasado, para la época en que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios… Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho:
Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la Edad del Gran Hermano, la época del doblepensar… ¡muchas felicidades!»
-1984
George Orwell.
Gracias por recordarme estas maravillosas líneas que provocan tanta tristeza. 1984 es de los mejores libros que me he leído nunca.
Saludos.
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Que bueno que hayas encontrado algo de tu gusto en este lugar, de ficciones… Y otras tantas travesías. Esperamos que nos sigas teniendo en cuenta en tu peregrinar.
Saludos.
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